No hay duda de que Montse Cortés tiene duende en la voz. Su forma de cantar gusta desde que comienza a desgranar las primeras notas que salen de su garganta. Tanto en los tonos bajos como en los altos su voz se mueve a capricho, arrebatándose en las subidas, con pellizco, donde arranca fácilmente los olés del público; acariciándote luego con suavidad y muy buen gusto en los momentos de intimidad que su cante tiene, que son muchos. Directamente te encandila. El recital del pasado viernes en La Puerta Falsa tuvo momentos brillantes, tanto en la parte más clásica en lo que al flamenco se refiere, con taranta y cartagenera, granaínas y soleares, como en la moderna, donde por tangos, rumbas y bulerías logra la mayor complicidad con gran parte del público, quien cantó a coro algunos de los estribillos de los temas de sus discos. Los amantes del cante llamado “puro” habrán echado de menos más repertorio del cante antiguo, pero no hay que olvidar que Montse es una mujer moderna, formada al calor del cante de Camarón de la Isla, y el toque de Paco de Lucía, sus mayores influencias, y es ahí donde se mueve mas cómoda y donde tiene un público importante. La guitarra de José Fernández “Petete” la acompañó con justeza y tranquilidad, sin muchas filigranas, pero en su sitio, dejando todo el espacio al cante y proporcionando un colchón sonoro en el que Montse vuela. El fin de fiesta tuvo como regalo la bonita y joven voz de Tania Salazar, quien cantó junto a Montse unas bulerías que cerraron la emotiva gala.
Nos quedamos con ganas de más, lo de siempre, esto del flamenco no tiene límite, cuanto más te dan, más quieres. La Puerta Falsa llena, y Murcia Flamenca orgullosa y feliz de haber podido disfrutar de la voz de Montse en un escenario tan cercano y cálido.
Guillermo Castro