domingo, 25 de septiembre de 2016

Que sigan sonando campanas


Si el viernes hubiéramos tenido los ojos cerrados mientras escuchábamos el cante de Joaquín De Sola habrían pasado por nuestro tablao Aurelio de Cádiz, Pericón, Chano Lobato, Manolo Vargas, La Perla, Chaquetón… todo el cante gaditano en la voz de un viejo que tiene 29 años. Ese es Joaquín de Sola, un joven cantaor gaditano que ya tiene en su voz los quilates que en la voz dan la edad y la experiencia. Vino con un guitarrista nada manco, Víctor Rosa, que toca para morirse, limpio, bonito, moderno y en su sitio, con gusto en el acompañamiento de su compañero, que a veces se quedaba embelesado con sus falsetas. 

Comenzó por alegrías de Cádiz, como no podía ser de otra forma, con ese deje que los de allá imprimen en este palo flamenco nacido en la bahía, con mucha garra en las subidas de la voz. Por soleá se acordó del Mellizo y Paquirri, meciendo el cante con gusto y recogiendo el compás cuando lo considera oportuno, ayudado de la gran guitarra de Víctor Rosa, que brilló en este palo especialmente. Chuflas, ese batiburrillo de estilos festeros del que se nutrirá la bulería a comienzos del siglo XX para nacer en nueva forma flamenca nos trajo el desparpajo y la fiesta de nuevo; nunca antes escuchadas por estas tierras. Malagueña de El Mellizo para cambiar de tercio precedida de su granaína pertinente, al estilo de Aurelio, que Joaquín bordó. Más Cádiz: tanguillos en diferentes letras, precedidas de las anécdotas que el De Sola se encargó de explicar al público, con gracia y salero, lo que necesita este palo que luego se hará flamenco en los tangos, donde se lucieron ambos, cantaor y guitarrista, finalizando la gala con imponentes fandangos que supieron a poco, como siempre, y eso que se despacharon a gusto. Muchos aplausos al final de cada cante y gran ovación final que no consiguió arrancar un bis.

Buen comienzo el de Murcia Flamenca, que continúa en La Puerta Falsa luchando contra viento y marea para poder ofrecer una programación de calidad en esta ciudad, a veces eclipsada por lo minero y por el aparato mediático. Mirando para otro sitio. Vendrán tiempos mejores.