Juan Ogalla tiene el mecanismo de un tren bajo sus pies: energía, precisión y sonoridad. El pasado viernes se encargó de dejar bien claro en Murcia Flamenca cómo es el baile flamenco de verdad. No ese baile corto de desplantes, patás, y paseítos anodinos por el escenario, no, no, el baile de Juan es largo, bien marcado, elegante, coqueto, sentido, profundo, según se precise, sin efectismos superfluos, baile de verdad.
Comenzó la gala él solo, sin guitarra ni cante, introduciéndonos poco a poco en el universo de su baile y llevándonos con su compás a las entrañas del baile flamenco puro. La soledad de este primer baile llevó tras su salida de escena a la entrada del guitarrista unionense Antonio Muñoz, quien suplía la baja de última hora del guitarrista Eugenio Iglesias. Igualmente toque a solo el de Antonio por aires de seguiriya, que sirvió de pie a la posterior entrada del cante de Reyes Martín, quien cantó martinetes con voz rozada y plena de matices. También Miguel Rosendo se arrancó por martinetes, con gran potencia de voz y epatación en el público, saliendo entonces Juan con un largo baile por seguiriyas que nos dejó asombrados. Su capacidad de comunicación con el público es asombrosa, y su precisión en el taconeo admirable. Tiene una gran variedad de zapateados de gran riqueza rítmica y tímbrica, que usa a capricho y emboba al más pintao. Se escucharon los primeros oles y ovaciones.
Llega el momento del cante y Reyes Martín nos desgrana una tanda de cantes por tientos rematados por tangos, donde dentro de las variantes clásicas legadas por El Mochuelo y Chacón, nos recordó al añorado Enrique Morente y por tangos a Pastora. Antonio se lució con unos alzapúas de vértigo. Soleares fueron el momento de lucimiento de Miguel Rosendo, quien con poderío y fuerza hizo varios estilos gaditanos.
Llega el momento del baile por alegrías donde Juan brilló con especial luz. Sus elegantes braceos y juego de manos dieron el contrapunto perfecto a sus ametrallantes taconeos y zapateados mil. Tuvo sus graciosas chuflas el baile y sus jugueteos, y pudimos escuchar las antiguas cantiñas de Vejer en la voz de Miguel. Largo baile también este, generoso en todos los aspectos, con gran ovación del público en pie tras su finalización.
Agradecimientos por parte de Juan a la labor de nuestra peña, y entrega de un regalo por parte de nuestra asociación en correspondencia a la generosidad de Juan con nosotros, todo ello antes del fin de fiesta al que se sumaron numerosos amigos que estuvieron en el público y que se dieron su consabida pataíta por bulerías. Gran éxito para inaugurar una nueva temporada de Murcia Flamenca, con un lleno en nuestro nido de La Madriguera en una noche que recordaremos como la que tuvimos hace unos años, y en la que igualmente disfrutamos sobremanera del arte de Juan Ogalla.
¡No hay quien te aguante Juan!
Guillermo Castro