Así, como si te cogieran un trozo de carne con los dedos, es como se siente el cante de Antonio Carmona Carmona Ingueta Rubio. El cantaor madrileño, de señera saga de artistas, mantiene la tradición de importantes cantaores guitarristas, como lo fueran Paquirri el Guanté, Juan Breva, El Piyayo, o el mismo Camarón de la Isla. Faceta ésta, doble y complicada, la de acompañarse con solvencia y cantar igualmente con dominio y flamencura. Ingueta lo consigue, aunque como guitarrista solo pudimos disfrutarlo en dos cantes y el fin de fiesta, debido a una dolencia en la mano que lo tenía fuera de juego. A la sonanta se hizo acompañar del también madrileño Miguel Linares, quien se subió al barco a última hora y justamente le dio los tonos al cantaor.
Una lástima la poca asistencia de público, en una noche donde las cenas de empresa y la navidad, ya próxima, restó afluencia de flamencos a La Madriguera. Los que estuvimos lo pasamos en grande. Casi en privado despedimos el año con el arte de Ingueta Rubio, quien esperamos se vaya conociendo más, porque lo merece, es un gran cantaor y guitarrista, aparte de buen compositor.