La veterana Elza
Soares (Brasil) fue la primera en sufrir esta circunstancia que nos tememos
puede estar relacionada, en su caso, con la falta de puntualidad del comienzo
de su show: 23.40 horas de comienzo frente a las 23.00 anunciada. No sabemos las
causas del retraso, pero es evidente que si tras ella actúa otra artista, Mon Laferte (Chile), todo se va
retrasando, teniendo en cuenta que la última artista, Mayra Andrade (Portugal-Cabo Verde) venía anunciada a las 2.00, y
por esta causa, comenzó tarde (20 min.) Esto no tendría mayor importancia, nos
referimos al retraso, puesto que es el público quien lo sufre y está
malacostumbrado a la falta de puntualidad de este tipo de eventos, muy típico
en general en España, aunque vamos mejorando, muy despacito. Aunque no es este
el tema principal, sobre el que entraremos luego.
Los otros dos conciertos
anunciados a las 20.00 horas, Pongo (Portugal-Angola),
y a las 21.30 horas, Marlon Williams
(Nueva Zelanda) sí comenzaron puntuales. Por cierto que el volumen sonoro de
este último superaba los 105 decibelios, ¿acaso creen los técnicos de sonido
que estamos sordos? Tuve que hacer uso de tapones para los oídos, que los llevo
siempre, porque ya voy aprendiendo. Hablas con los técnicos y te miran con cara
extraña. Pasa siempre. Debo ser de otro planeta.
La primera desconexión sonora, que ocurrió tras apenas 50
minutos de la actuación de Elza Soares,
pensé que fue un problema técnico…, después un juego o algo intencionado de los
artistas. Luego entendí que no. Lo que ocurrió es que desapareció el sonido
general, quedándose sólo los monitores del escenario, mientras los músicos
seguían cantando y bailando. Pocos segundos después volvió el sonido, y los
aplausos del público entregado, y al terminar la canción ya no volvió a sonar
nada más. Uno de los cantantes intentaba hacerse oír a través de su micro, sin
éxito, claro, mientras ya sonaba por fuera la música de la sintonía del Festival.
A duras penas lograron despedirse de su público, mientras los técnicos
desmontaban a toda mecha el escenario y montaban uno nuevo para Mon Laferte. En total 45 minutos de puzle
instrumental y cables. Mientras, miradas raras entre el respetable, y
comentarios:
¡qué raro!, solo han estado 50 minutos, no se puede dar un concierto tan
corto.
Mon Laferte tuvo suerte, quizás su grupo estuvo más ajustado a los tiempos estipulados. Pero Mayra Andrade, quien comenzó presta, nada más terminar los chilenos
(2.20 horas) fue igualmente barrida del espacio sonoro sin previo aviso. Ahí lo
vimos claro, ya que además estábamos cerca de la etapa de sonido, que fue
literalmente desenchufada por una persona del servicio técnico. Primero el
canal izquierdo, luego el derecho. Los artistas seguían tocando con el sonido
de sus monitores, sin darse apenas cuenta de lo que había ocurrido y el público
comenzó a silbar… y se lió.
Mayra se acercó al público y explicó
que la organización impedía tocar a los artistas que se pasaban de su tiempo.
No sabemos si el tiempo referido era el del espectáculo del propio artista, o el
tiempo estaba basado en la hora de comienzo, independientemente de si empieza
tarde. Supusimos que habría una hora de fin de noche estipulada y se había
sobrepasado, eran las 3.30. Tras un buen rato de silbidos y sonora protesta del
público, les dejaron salir de nuevo y tocar un último tema de despedida.
Tras
ello, los guardias de seguridad, muy amablemente, eso sí, nos dijeron
Fuera, mañana un poquito más
Pues
eso, a la calle.
A Elza Soares y su grupo la echaron del
escenario, como a Mayra Andrade. No lo
supimos antes, pero luego sí. Ojalá nos equivoquemos. Seguramente se hizo para
evitar mayor retraso, pero es un acto inaceptable. Una completa falta de
respeto y desconsideración completa. También hacia nosotros. Hay que tener en cuenta que a Cartagena se desplaza mucha gente desde muy lejos, gente que hace hasta 12 horas de coche para disfrutar de sus artistas preferidos.
Un
Festival como La Mar de Músicas, el cual atesora 25 ediciones, no puede
permitirse estas licencias y ningunear a sus artistas y a su público, quien
paga una entrada y además está sustentado por dinero municipal, que sale de los
impuestos que pagan sus ciudadanos.
Y se
preguntarán ustedes qué tiene que ver el flamenco con todo esto. Pues lo tiene,
porque todos los años se programan artistas flamencos en cada edición. Y todos
los años vamos a verlos. Tienen que pasar aún El Niño de Elche y la familia Morente.
Estos últimos actuarán en el mismo escenario Parque Torres y Castillo
Árabe, cerrando Estrella Morente, en el Castillo Árabe. ¿Les harán
lo mismo? ¿Les dejarán un tercio de cante flamenco colgado? ¿Se imaginan?
Por favor, el de la
sonanta, tócame todo por bulerías, ligerito, que llegamos tarde…
Alguien
comentó que la alcaldesa llamó por teléfono y ordenó el corte de sonido. A
saber…
No se
puede permitir que un Festival Internacional de este calibre dé esta imagen
bochornosa. Es necesaria una explicación pública por parte de la Organización del
Festival y los gestores culturales del Ayuntamiento.
Guillermo Castro