Antonio Campos (1972) es un enamorado del arte, sobre todo del arte flamenco, que ha mamado desde la cuna. En su entorno familiar granadino ha tenido la suerte de escuchar voces como las de Juan de la Vara, Fernanda y Bernarda de Utrera o Gabriel Moreno entre otros, algo que ha marcado su vida para siempre. También ha tenido el privilegio de ser compañero y amigo de algunas de las figuras más grandes de este arte, como Mario Maya, Enrique Morente, Manuela Carrasco, La Chana, Pepe Habichuela, José de la Tomasa, Rafael Riqueni o Andrés Marín. El pasado viernes estuvo en nuestra peña y dio un estupendo recital lleno de sabiduría y jondura, acompañado del, siempre acertado, guitarrista de Santa Fé Manuel Fernández.
Por Cádiz se templó con diversas cantiñas y alegrías, mirabrás, pregón de la castañera, cantiña de Córdoba, jota del Niño Medina que fueron muy bien compaseadas por Manuel Fernández. Mariana y tangos, incluyendo los del Piyayo y los de Morente del disco Lorca “quién te escribirá canciones de amor”, pura delicia en la voz de Antonio, quien se acuerda de una de sus principales referencias en el cante.
Prosigue con cantes por soleá, tonás del repertorio de Chacón y martinete que enlaza con unas impresionantes seguiriyas y cierre por cambio cabal. De ahí a las bulerías que concluyeron el acto, pero que no fue el final, porque la gran ovación del público entregado arrancó un último cante en forma de romance de la monja, que hizo renacer los ecos de José de los Reyes el Negro del Puerto de Santa María.
Antonio Campos es un maestro del cante, lleno de sensibilidad y muy buen hacer. Sabe “apretar” y pellizcarte el alma en uno de sus quejidos y hacerte sentir el cante en tus entrañas. Dio un recital antológico, extenso y con estilos poco frecuentes. Tuvo el detalle, además, de presentar los cantes para conocimiento del público allí congregado, quien lo agradeció mucho. Manuel Fernández estuvo estupendo en la guitarra, acompañando a Antonio de forma magistral, con buen compás y bonitas falsetas. Uno de los recitales que se quedará en nuestro recuerdo flamenco para siempre.
Guillermo Castro