Metidos en la mina, el sábado 21 de julio, sentimos en la velada más incierta cómo éramos arrastrados: hacia un emocionante encuentro con las cosas del querer, del poder y del saber. El Juli al cante, Tano Moreno a la guitarra y Carmen Lara, bailaora, se gustaron en las escasas tablas de la Mina Agrupa Vicenta. Los que han llevado la mina, desde hace dos años, se despidieron. Pedro e Isabel hicieron de anfitriones y dejaron entre líneas muchas cosas que están pasando. Tiempos difíciles. Más de 150 personas disfrutaron, al mismo tiempo, de lo angosto del escenario y de lo extenso del arte.
Recortados los tres artistas sobre el fondo de roca, en un escenario cuya luminotecnia nace de las vetas ocres, del ruido del agua cayendo...cuando se produce un silencio, componiendo un daguerrotipo fantástico donde domina el color y la piedra. El Juli comenzó solo. En cierto modo, estuvo todo el tiempo solo, muy bien acompañado de su estilo sobrio e irónico. Destila sabiduría este Juli, de voz tenue muchas veces, psicológicamente jonda y culta, mezclando poetas, muertes y pobrezas. Su homenaje sentido a Enrique Morente y su recuerdo republicano a Miguel Hernández nos comunicó, con brevedad y armonía, la enorme pérdida de las ideas y luchas que se fueron con ellos. Luchas por el hombre y por el arte. Perfectamente encajadas en la capilla excavada donde tantos hombres y niños sufrieron. Tengo un amigo que dice: nunca iré a la mina, ya tuvimos bastante.
Muy bien Tano Moreno, a la guitarra, quejío contra la humedad que la desafinaba. Sonó con reminiscencias tomatiteras. También sobrio, corto. Carmen Lara es una explosión, como un barreno de la mina. En un momento le saltaron los pendientes, que fueron a parar al público: "la que hemos liao". Así me lo pareció, ya que vistió de negro y de rojo. Y aunque llevara lunares, fue una estupenda contribución anárquica, sonora, enérgica, apasionada. Le susurraba al Juli "romántico, Juli, romántico". Esta fue la velada. Seguramente, para los que no son iniciados, magnífica. Para los introducidos en la materia, mejorable. Para los que quedan, me da igual. Mi mujer, sentada a mi lado, me susurró: "esto tiene mucho que ver con Las Argonáuticas". Me dispongo a leerlas. Tumultos y eventos. Con el tren, camino de La Unión, un paisaje lleno de luces nos acompañó. Ya saben, las cosas del querer, del poder y del saber.
Paco Franco
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