miércoles, 8 de agosto de 2012

Silencio, canta Rocío




Apoteosis del flamenco, eso quizás podría describir lo que ayer ocurrió en plena huerta de Murcia; y decimos quizás, porque cualquier palabra se quedaría corta, muy corta. Son momentos que se quedan grabados en la memoria para siempre, de esos que dices “¿te acuerdas aquella noche que cantó Rocío en la Peña?”


El silencio era tan grande que parecía no haber nadie en el público, y sin embargo estaba abarrotado de almas, no cabía un alfiler. Todo el mundo expectante, sin respirar, sólo se atrevían a jalear con oles los tercios del cante que Roció iba desgranando por Malagueñas de Chacón, trayéndonos los ecos del maestro jerezano; y nos metió a todos en el bolsillo en un momento. Manuel Herrera, con un toque virtuoso, limpio, dulce, expresivo y ajustado en todo momento a la voz, fue meciéndola a ella y a nosotros, con unos sonidos que todavía deben estar resonando por los campos de limoneros.



Todo pasó rapidísimo, cantiñas, seguiriyas, bulerías, fandangos, minera, tangos, caña, estilos que fue mezclando con los temas de su nuevo disco Claridad, y cuando quisimos darnos cuenta todo se había terminado. Nos habíamos llenado de cante, de guitarra, de arte, de corazón, de luz, y allí estábamos, esperando más, sin terminar de creernos lo que habíamos vivido.

Cantó Rocío antes unas tremendas seguiriyas que recordaban a Enrique Morente en los melismas de la voz:

 


Te pido por la humanidad

Quita el poder de las manos
de la mala gente
que por cubrirse enteros de plata,
critican, matan y cruel mienten,
y al mundo engañan,
para que no piense.

El mensaje de Rocío debió llegar hasta el fondo de todas las minas, de todas las almas en pena, de todo el que sufre, para arrojarnos luz con su hermosa voz de ángel.

El milagro del cante



Antes del recital, Alfonso Carmona nos hizo comprender la naturaleza de la poesía flamenca, las combinaciones métricas y variantes que se dan en el flamenco, cómo los artistas adaptan y hacen mutar las coplas del cante, que en tres, cuatro o cinco versos, son capaces de condensar todo un tratado de filosofía, o una vida de pena, o una declaración de amor directa al corazón; como directo fue su mensaje, ameno y entrañable. Aquí podéis descargaros la conferencia.

Una suerte para la peña flamenca y para todos los que estuvimos ayer con Alfonso, en la poesía, en el momento vivido, en la experiencia del arte, en el cante de Rocío Márquez y la guitarra de Manuel Herrera; en la historia del flamenco. 


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