domingo, 27 de abril de 2014

El flamenco que viene



Llega savia nueva al flamenco, y Rocío Garrido es uno de los nuevos valores que ya está dando que hablar en el mundo del baile. Su fuerza en el escenario está en sintonía con su capacidad comunicativa, que es enorme. Sus movimientos y giros no dan la sensación de rigidez y excesiva medida, sino que la técnica está al servicio de su sentimiento. Su taconeo y zapateo es magnífico, su energía te contagia y su mirada se te clava dentro. Se nota que ayer disfrutó bailando. Al que aquí suscribe le puso los pelos de punta en varias ocasiones, algo que ocurre con poca frecuencia. Rocío comenzó por soleá con cierre por soleá por bulerías, acabando con un juego de mantón que arrancó una grandísima ovación de todo el público presente. La primera. Anabel Castillo dio paso al buen cante, con unas guajiras y fandangos que prepararon el siguiente baile: una majestuosa farruca que tuvo su segunda ovación, con momentos sublimes y aportes personales de Rocío. Por alegrías continuó Anabel y luego con unos cantes por bulerías donde pudimos escuchar algún que otro cuplé y éxitos del pop español, ahí metiditos. El baile final, por fiesta, lo propio, terminó por hacernos rebosar de alegría y emoción al haber disfrutado del magnífico recital que presenciamos este sábado, en el que Murcia enterró a su sardina, dando fin a sus fiestas de primavera. Tercera y última ovación, la más larga con todo el público de pie. A la guitarra estuvo Francis Fernández y al cajón Moisés Santiago.
Guillermo Castro



No hay comentarios:

Publicar un comentario