sábado, 13 de diciembre de 2014

Dos astros se mueven y brillan



El concierto que organizó Murcia Flamenca el viernes 12 de diciembre con Rocío Márquez y Niño de Elche en el Auditorio Puertas de Castilla no puede pasar desapercibido. “Entre amigos” lo titulamos cuando anunciamos su actuación en los medios. Más que amigos parecíamos todos una familia, por el calor que se podía sentir entre ellos y nosotros, por cómo vivimos su música, por cómo nos emocionábamos en cada tercio de cante, por cómo comentábamos con el de al lado la jugada flamenca. Se palpaba tal silencio que la más mínima respiración o tos a sotto voce causaba una insufrible molestia y eso que teníamos un lleno absoluto, casi 200 personas. La última vez que escuchamos a Rocío cantó de maravilla, pero ayer rozó lo sublime. Su voz progresa, y su expresividad crece, mucho. Tiene largo recorrido y tendrá más, seguro, es una ARTISTA, en el sentido pleno de la palabra, porque es arte lo que sale de su voz melodiosa, dulce y timbrada.

            Niño de Elche, el cantaor, también toca la guitarra, y muy bien además. Ayer se dedicó a ponerle los acordes a Rocío, doblándole la voz en algunos cantes, y brindándole el apoyo necesario para que brotara un flamenco de muy alta graduación. Siempre arriesga, y lo hace bien. Nos ha gustado desde siempre, porque es auténtico, flamenco cien por cien, aunque algunos no lo sientan; ya se darán cuenta.

            Pudimos escuchar algunos temas del último disco de Rocío “El Niño. Andando por los campos marcheneros”, con otros de su primer disco “Claridad”, pero no haremos lo de siempre, dar una lista y resumir. Lo dejaremos tal cual. En el recuerdo tenemos sus voces, la guitarra, sus caras retorcidas, su sentimiento, sus almas expuestas y las campanas de la iglesia que se sumaron a los salmos flamencos al susurro de “nadie me escucha”.

Pues nosotros sí. 

Guillermo Castro

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