Murcia Flamenca siempre procura lo mejor para sus socios y público amigo que se acerca a sus tablas a disfrutar del flamenco. El pasado viernes tuvimos una de las mejores galas de cante de esta temporada. La voz de Sonia Miranda (Isla Mayor, Sevilla) está en un momento de madurez magnífico, conoce y domina los cantes más jondos del flamenco, y su capacidad de transmisión es muy grande. Emociona y transmite desde el primer tercio del cante y eso no es fácil. No repite estilos, algo al alcance de unos pocos, quienes mudan letras pero no variantes. Vino con la guitarra del almeriense Antonio Luis López, un tocaor largo, de muy buen gusto, sabio en su faceta de acompañante y virtuoso en las falsetas, una delicia.
Comenzó el recital por granaínas, con los estilos que el gran Don Antonio Chacón nos legara en forma de granaína corta y larga, en ese orden, bien templadas en la voz de Sonia, que llega con facilidad en los tonos altos y bajos y en la modulación de la intensidad, toda una piedra de toque de quien se precie como buen cantaor en estilos libres de compás. Tientos – tangos nos trajeron el buen compás, donde las falsetas de Antonio hicieron el contrapunto perfecto al cante de Sonia, que se acordó de Pastora y Triana en sus tangos de Frijones y Jerez en los tientos. Soleares de los alfareros de Triana, cante grande, solo al alcance de unos elegidos. Estos cantes de Triana se distinguen por sus complicadas entonaciones en los agudos, con imponentes subidas y descenso hacia los graves que requieren de amplio registro de voz y de una afinación perfecta para abordarlos correctamente y además ajustarlos al compás de la soleá. Todo un alarde el de la sevillana, quien fue capaz de erizar el vello del que suscribe, algo que ocurre en muy pocas ocasiones.
Farruca, cante poco interpretado si no es para el baile, llegó en el ecuador del recital. Se agradece escuchar de vez en cuando otros cantes como éste, que se formaron muy a finales del siglo XIX, antes de que surgiera el baile que creara el gran Faíco con la guitarra de Ramón Montoya. Fue cantada con soltura y muy buen gusto. Alegrías, en una larga tanda de estilos, nos trajeron aires gaditanos y de Córdoba entre otros, con virtuosas falsetas del almeriense, todo un disfrute. El dramatismo de la seguiriya nos transportó de nuevo a aires trianeros, con reflejos del cante de Antonio Mairena. Finalizó el recital con unas largas bulerías, donde salieron entre otros Camarón de la Isla, el cuplé del “compromiso”, el Tomate y Moraíto en las falsetas.
Aplaudió mucho el público, en pie, entregado al cante de Sonia y Antonio, quienes dieron muestra de su magisterio en el cante y el toque flamenco.
Guillermo Castro
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