sábado, 15 de septiembre de 2018

En volandas con Alberto López trío. Un lujo.


Alberto López es ya un guitarrista del mañana; pero hoy. El dominio que muestra de nuestro instrumento llamado guitarra es admirable. Sus 27 años de juventud significan que aún se hará más grande, por lo que auguramos un gran porvenir al guitarrista de Granada, quien también tiene gusto en la composición de sus músicas. Se hizo acompañar de la guitarra del murciano Blas Martínez, conocido y amigo de nuestra peña, quien también muestra un importante progreso artístico desde que se instaló en Sevilla. A la percusión estuvo Lito Mánez, bien plantado y con mucho gusto en su papel.
Comenzó Alberto con dos solos de guitarra, una granaína, donde es notoria la estética de Vicente Amigo, una de sus influencias más claras, y una soleá, que sirvieron para aplacar los nervios del comienzo y entrar con más empaque en la zambra, donde en tono de rondeña, se sumó el resto de la formación. Los tanguillos trajeron aires salineros y brillantes falsetas, con veloces alzapúas y enérgicos trémolos de pulgar. 
Uno de los estilos que es piedra de toque de cualquier guitarrista que se precie son las bulerías. Alberto López las tiene bajo control. Domina el compás de forma envidiable: contratiempos, resoluciones anticipadas, silencios… todo lo que se pueda hacer él lo hace. Sigue en este palo las bases sentadas por Paco de Lucía, otra de sus influencias claras (y quién no suena a Paco…). Sabe usar las dinámicas con gusto y además toca limpio, muy limpio y con energía, por lo que la intensidad no decae. La Taranta nos trae los aires de la tierra, toque en el que Alberto se aleja de la forma tradicional de los toques de levante, adentrándose en una composición bastante libre y moderna, dentro de las formas heredadas del cordobés Vicente Amigo. Un brillante trémolo y un final acompasado dieron muestra del buen gusto de Alberto en esta composición. Tientos, o más bien casi tangos lentos, en tono de granaína, explotaron nuevas tonalidades en este toque poco cultivado en la guitarra solista. Fue una de las interpretaciones más interesantes y bellas de la noche. 
Las Alegrías en tono de La, plenas de virtuosismo flamenco, gustaron a rabiar. El juego de contratiempos, glisandos y camaradería entre los músicos sirvieron para contagiar al público de un estilo flamenco lleno de optimismo, con bonitas modulaciones y complicadas escalas y alzapúas. La interpretación de Zyriab, en homenaje a Paco de Lucía, fue como si pudiéramos sentir al maestro de Algeciras. Alberto le tiene tomada la medida a la forma de tocar de Paco, haciendo suyo este ya clásico tema flamenco. Terminó la gala por Tangos, toque que se hizo en una tonalidad poco habitual para este estilo (Do#), sacando el máximo partido armónico que puede ofrecer una guitarra moderna como la de Alberto López.
Un lujo el concierto de anoche. Realmente gozamos de la guitarra flamenca, en un recital que es poco habitual en las peñas, y que debiera programarse más. Comenzamos nuestra nueva programación en volandas, con uno de los mejores conciertos que hemos tenido en nuestra historia flamenca.  

Guillermo Castro

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