Nuestra peña siempre ha apostado por los nuevos valores, y lo seguirá haciendo. Es la única manera de facilitar el progreso de las nuevas generaciones de flamencos que necesitan un espacio donde curtirse y hacer rodaje, más allá de los espectáculos de tablao, donde no hay tiempo para poder desarrollar un recital extenso con diferentes palos y ponerse a prueba. Es importante ver si uno es capaz de afrontar diferentes estilos y mantener el tipo ante un público que en ocasiones es sabio y exigente.
La gala del pasado viernes fue muestra de que la calidad en el cante no siempre está reñida con la edad. Marián Fernández, de Granada, con apenas 30 años, se sube a las tablas con la seguridad de una artista que sabe que lo va a hacer bien, y que se va a lucir. Es una cantaora que cuando la escuchas parece llevar cantando décadas. Atesora ya varios premios y seguro que logrará muchos más. Posee una voz muy rica en matices, bien afinada, sabe romper cuando quiere, modula con gran facilidad y es capaz de cambiar de intensidad sin perder musicalidad. Tiene el compás metido en las venas y es muy expresiva, por ello conecta muy bien con el público, que salió encantado de su cante.
Marian comenzó con cantes de su tierra, media granaína y final abandolao, continuando con cantiñas, farruca, soleares, guajiras, tangos de Granada y cierre por bulerías con un recuerdo al anda jaleo y Camarón de la Isla. A la guitarra estuvo el joven guitarrista sevillano Juan Anguita, fino en su toque y atento al cante de Marian. La acompañó muy bien y supo desgranar buenas falsetas y trémolos que enriquecieron mucho la voz de la cantaora granadina. Estuvo arropada de las palmas de Ana Oropesa y Roberto Montaño, quienes la llevaron en volandas en los cantes a compás. Bonita noche la de Murcia Flamenca.
Guillermo Castro
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