domingo, 12 de enero de 2020

Encarnación Fernández y Antonio Muñoz, una dinastía flamenca en estado de gracia

En ocasiones tienen lugar momentos mágicos que recuerdas siempre. La gala del pasado viernes en Murcia Flamenca fue uno de esos. Con un lleno absoluto nuestra peña recibía a Encarnación Fernández, dos veces Lámpara minera en La Unión, ahí es nada, y Melón de Oro en Lo Ferro. Una artista muy querida en nuestra región y con una larga trayectoria, por la que parece que no pasan los años, y eso que vino mal de la garganta, tal y como me confesó al terminar la gala. Encarnación estuvo extraordinaria en su cante y sus formas expresivas, muy del gusto de los gitanos, con cantes cortos, de poco melisma, con una jondura especial y un pellizco que no está al alcance de cualquiera. Encarnación te toca el alma con su cante y eso es lo que busca el buen aficionado flamenco. Además, sus letras no son las que estamos acostumbrados a escuchar, algo que es de agradecer. A la guitarra estuvo su hijo Antonio Muñoz, otro grande, igualmente bordón minero en La Unión, con una importante trayectoria como guitarrista solista. Antonio combina con mucho gusto el toque clásico con armonías modernas más abiertas y sugerentes, siempre con un gran dominio del compás.  
Comenzaron por malagueñas, con dos cantes cortos que entroncan con aires de Chacón y El Mellizo, incluso con granaínas en algunos momentos. Fueron dos cantes muy expresivos, rematados con una nueva letra por fandangos en tempo ternario. Prosiguieron con cantiñas, con gran dominio del compás y fuerza en el cante que nos recordaban en ocasiones a Chano Lobato. Los Tarantos fueron abiertos con una bonita introducción de Antonio, quien se lució en las falsetas. Encarnación se mueve como pez en el agua en estos estilos mineros, de cante corto y recortado, muy del regusto gitano.

El garrotín nos trajo de nuevo la fiesta, fue cantado con mucha garra y a su vez con la gracia que necesita este estilo. Rondeñas, con una preciosa introducción de la guitarra a compás, dio paso al estilo que divulgara Rafael Romero en la década de los años cincuenta del pasado siglo, seguido del que llaman hoy rondeña grande, a partir de la versión de Jacinto Almadén. Soleá por bulerías fue de lo mejor de la noche. El dominio de Encarnación en estos cantes es envidiable. Con un aire rápido y proverbial dominio de compás sacó toda la magia de su cante con el virtuoso toque de Antonio, su hijo, quien brilló especialmente en ese estilo en sus falsetas y en la forma de acompañar a su madre.

Con bulerías quisieron despedirse, pidiendo la ayuda de unos palmeros espontáneos, que se hicieron de rogar, pero que finalmente se dispusieron a salir y acompañar a una larga tanda de cantes donde tanto Encarnación como Antonio estuvieron muy acertados. El largo aplauso arrancó un bis en forma de tientos tangos, que supusieron el cierre final de la gala y una nueva ovación para los artistas, quienes se despidieron agradecidos de un público entregado que se quedó con ganas de más. Gran noche, que tuvo su largo trasnoche con los amigos de la peña flamenca Antonio Piñana de Cartagena, quienes vinieron a compartir su flamencura con nosotros. ¡Qué arte!

Guillermo Castro

sábado, 14 de diciembre de 2019

Victoria Cava. De la Oscuridad a la luz

modo de viaje transcendental, como una forma de salir de un mundo de dolor y culpa hacia la liberación y el perdón, Victoria Cava planteó el pasado viernes un espectáculo en el que tuvieron cabida músicas multiculturales que se dieron la mano a través del flamenco. Una catarsis en la que tuvieron cabida ritmos, melodías, oraciones y letras populares sefardíes, hebreas, arameas, islámicas, portuguesas, sufíes, romaníes y castellanas; y flamenco. Victoria se hizo acompañar de solventes músicos que en todo momento supieron captar la esencia que la artista de Cehegín demandaba. Fueron Andrés Hernández a la guitarra, Alberto Núñez al violín, Carmen Cava a las palmas y Pepe Abellán a la percusión. 
Abrieron con un canto roma, el Himno Internacional gitano Gelem Gelem, cantado en lengua romaní, haciendo referencia a la persecución sufrida por este pueblo a lo largo de su historia. Ritmos de soleá y canto acompañado tan solo por la tinaja multicolor de Pepe Abellán. El pueblo sefardí, otro gran damnificado, fue la siguiente referencia musical, con diferentes canciones en Ladino a tempo libre y luego a compás, ya con la formación del quinteto completa. Muy bonita aquí la guitarra de Andrés. El Padre Nuestro en arameo siríaco propone un principio de la esperanza, simbolizado en armonías de tarantas que más tarde se atangaron. 
Confianza y diálogos con Dios fue una oración a Dios en hebreo con el “Elo Hi – Canto Nero” donde los llantos del violín y los tonos mayores en la música dejan intuir la salida de la oscuridad, de nuevo con aire de tangos. Fado Miedo, en portugués, como momento de duda en el proceso de ascenso sanador fue representado con aires de seguiriya en la guitarra en su comienzo, para volverse igualmente tangos más adelante. El perdón fue una pieza instrumental que abrió Pepe Abellán con su virtuosa percusión, y que preparó los “Aires choqueros” de Paco de Lucía, unos míticos fandangos de Huelva del elogiado disco Fuente y caudal, rematados con los no menos conocidos “Almonte” de álbum Zyriab, donde el violín hizo con soltura las melodías del cante.
La media granaína trajo de nuevo el cante de Victoria, con un luminoso vestido blanco que simbolizaba la luz y una confirmación de que la oscuridad quedaba atrás. Continuó con el Canto del Adham en árabe y español, que se tornó en tangos morunos, en los que brilló especialmente Pepe con sus polirritmias, y luego en aire de tanguillos. El Final o Amor tuvo unas palabras previas de homenaje a personas queridas que ya no están y que fueron importantes para la artista, que aquí tomaron vida en forma de aires de guajira.
 
Gustó mucho el espectáculo al público que acudió en masa a La Madriguera y que se emocionó ante el planteamiento artístico de Victoria. Fue muy aplaudido y se cerró con un fin de fiesta por bulerías en los que los músicos, ya en pie, se despidieron muy contentos de Murcia Flamenca.

Guillermo Castro




domingo, 24 de noviembre de 2019

Lección de cante


Gregorio Valderrama es un sabio del cante que lo mismo te canta una tonadilla de finales del XVIII o una canción andaluza del XIX, que una malagueña del Canario o una soleá de Triana del más sabor flamenco. Es un gran conocedor del cante en todas sus variantes, y a su vez gran investigador, lo que le permite saber muy bien dónde se mueve y cómo aflamencar sones preflamencos que antaño fueron la base de lo que un Planeta, El Fillo, un Silverio o un Chacón pulieron hasta dar luz a la criatura que hoy es ya mayor de edad, pero que aún no ha muerto; sigue. Vino acompañado del guitarrista gaditano afincado en Málaga Gabriel Cabrera, quien fue dándole los tonos que precisaba su voz, heredera de la escuela de su tío Juanito Valderrama, su principal referencia en el cante, y también de Marchena, otro sabio.
Comenzó como no podía ser de otra forma, con estilos de su tierra Málaga: malagueña del Canario, probablemente la primera malagueña de cante grande de la historia del flamenco, y malagueña del Perote, rematados con estilos acompasados de Pérez de Guzmán, Juan Breva y Cayetano Muriel. Siguió con una preciosa creación por Caña en la que principió con una soleá de Triana alfarera, tras la cual enlazó una de las cañas más antiguas que se conservan, que figura en la obra “Regalo Lírico” del primer cuarto del siglo XIX, de gran belleza y a la vez simpleza, que le sirvió para entroncar con la caña del Granaíno, macho incluido y cierre con soleá de Ribalta
Guajiras, con un primer cante a la forma antigua en la que se medio improvisaba de forma jocosa  letras picantes, y un segundo estilo marchenero que interpretó de forma magistral. Siguió con diferentes cuplés y canciones por bulerías que le llevaron a los cantes de nuestra tierra, con la murciana del Cojo de Málaga, y la cartagenera grande de Chacón. De nuevo Chacón sonó en la voz de Gregorio con los complicados Caracoles, estilo que hoy casi nadie canta bien, debido a los dificultosos giros melódicos, y a que alargan y paran en demasía el cante; pero sí lo hace bien Valderrama, quien respeta el molde chaconiano, cerrando con el famoso pregón al que incorporó giros personales de gran belleza.

En la Colombiana nos deleitó con vidalita, y milonga de Pepa Oro, cerrando “arrumbao” y con mucha gracia este potpurrí que sonó dulce y fresco en la voz de Gregorio y en la guitarra de Gabriel, con trémolos y falsetas de muy buena factura. Concluyó con una serie de fandangos, con estilos de Cepero, Macandé, y Pepe Marchena, ya en pie y con un público entregado que disfrutó mucho de una gala íntima, entre amigos, y en la que Gregorio tuvo la generosidad de explicarnos además los cantes, con diversas anécdotas y datos históricos. Toda una lección de cante. 

Guillermo Castro

lunes, 21 de octubre de 2019

Canela en rama


Como todos ustedes ya saben, el dicho Canela en rama es lo mismo que decir lo mejor o lo superior, algo que no tiene precio. Así podría calificarse el recital que Loreto De Diego y José Almarcha nos brindaron el pasado viernes. Un largo concierto de noventa minutos que nos tuvo agarrados a la silla desde el primer momento, con una cantaora de amplio registro vocal, gran expresividad y mucho conocimiento de los cantes; y un guitarrista virtuoso que sabe meterse en vereda y hacer su trabajo de acompañante y a la vez brillar con su instrumento. Ambos atesoran una gran experiencia en el mundo del flamenco; han rodado por medio mundo, o casi entero, y trabajado codo con codo en numerosas ocasiones. Se conocen bien y eso se nota. 

Comenzaron con una inteligente mezcla de petenera corta, que casi nadie canta, por no decir nadie; preciosa, enlazada con dos soleares apolás del legado de Pepe el de La Matrona, soleá petenera y cierre con la petenera de la Niña de los Peines. Un gran regalo nada más comenzar que nos dejo atrapados para el resto de la noche. Por alegrías siguió el sendero flamenco de Loreto y José, que se recrearon plenos de compás y gracia gaditana en sus tercios arrebatados de salero y regusto gaditano. 
Loreto canta los tientos como si fuesen seguiriyas. Imprime un dramatismo al estilo como pocos lo hacen, y llena de jondura este palo flamenco que a muchos nos aburre cuando se limitan a cantar sin arriesgar. Loreto no, ella sabe hacer de los tientos “cante grande”. Cierran por tangos, con una larga tanda, donde entraron los difíciles tangos extremeños de Porrina, con un Almarcha pletórico en la sonanta. 

Una bonita introducción de guitarra nos transportó al universo de la malagueña, con un estilo de Chacón precioso, muy sentido, de amplio registro vocal y rapidez melódica, y por ello complejo, seguido de varias malagueñas a compás de gran efecto. 
Bulerías por soleá nos metieron de nuevo en el compás, seguidas de unas entrañables guajiras, a ratos jondas por la fuerza con la que Loreto las interpreta. Grandes aplausos dieron paso a unas tremendas seguiriyas, uno de los palos donde Loreto parece sentirse más a gusto. Es impresionante la energía y profundidad que esta cantaora logra en este palo, uno de los más jondos, si no el que más, con largos tercios bien ejecutados y de gran factura musical, de lo mejor de la noche. Larga ovación para los dos por parte del público.
Se despidieron con un potpourrí por zambra y bulerías, acordándose de la Paquera, pero un largo aplauso consiguió arrancar un cierre final, regalándonos unos fandangos y de nuevo ovación. 
Canela fina, de la mejor, la superior. Gracias Loreto De Diego y José Almarcha por una noche inolvidable para todos en La Madriguera.

Guillermo Castro 

 


sábado, 21 de septiembre de 2019

Abriendo boca con Lorena Jiménez

Lorena Jiménez se encargó este viernes de inaugurar la nueva temporada de Murcia Flamenca con un generoso espectáculo lleno de pasión y entrega, donde brillaron igualmente Paquito Sánchez en el cante y Faustino Fernández en la guitarra. 

Comenzó la gala Paquito, con un cante de trilla y martinete, dando entrada a un bonito baile de Lorena por seguiriyas, con palillos, al modo que hacía Pilar López, con gran destreza en los taconeos y braceos. Tangos del Turronero y rumbas de Gaspar de Utrera fueron el contrapunto del baile, estilos poco escuchados hoy en día que dan frescura y son de agradecer. Siguió Paquito por soleá, con ese aire de Utrera que tanto le gusta a él y que siempre saca a relucir. 
Los tientos nos trajeron de nuevo a Lorena, con una coreografía muy elaborada y elegante, que se tornó en fiesta en los tangos y fue muy aplaudido. Faustino se apegó a su guitarra y se hizo un solo en el que pudimos escuchar motivos de diferentes procedencias adaptados a lo flamenco. Como el “Bésame mucho”, con algunos aires de soleá, “Asturias” de Albéniz, el “Romance anónimo” por bulerías, entre otros. Entre nuestro agradecido público se encontraba la artista Isabel Nicolás, que fue invitada por Paquito a salir y cantar, interpretando una preciosa milonga con letra del trovero Ángel Roca que fue muy aplaudida. Volvió Paquito al escenario con la intención de traernos varios cuplés por bulerías, desde el “Se nos rompió el amor” que cantara Rocío Jurado, al “Manuela” de nuestro Julio Iglesias y el clásico “S.O.S.” de Mayte Martín. 
Finalizó el espectáculo con un baile por alegrías de Lorena, a quien ya echábamos de menos. De nuevo la entrega y el buen hacer de la bailaora de Aljucer arrancó largos aplausos del público reunido en nuestra peña, quien disfrutó mucho de nuestra primera gala.

En la presentación de la nueva temporada de Murcia Flamenca se agradeció a La Madriguera el apoyo a nuestra asociación, y se hizo hincapié en la necesidad de que nuestra peña crezca en su tejido asociativo para poder continuar ofreciendo una programación de calidad en nuestra ciudad, donde el apoyo a los nuevos valores del flamenco es una de nuestras prioridades. 
Comenzamos muy bien este nuevo año flamenco.
Guillermo Castro



lunes, 26 de agosto de 2019

Avance de Programación temporada 2019-2020

Como todos los años, Murcia Flamenca se esfuerza en proporcionar a nuestra región una programación de calidad, diversa y abierta, donde tienen cabida muy diversas propuestas y donde cuidamos al máximo el trato a los artistas y la comunicación con nuestros socios y simpatizantes. Esperamos que en esta nueva temporada que comienza en setiembre disfrutéis con nosotros de nuestra propuesta flamenca. ¡Os esperamos!

sábado, 20 de julio de 2019

Fuera, mañana un poquito más

La 25ª edición del Festival La Mar de Músicas no ha comenzado con buen pie. La noche del viernes 19 de julio dos artistas fueron literalmente “desenchufados” de la etapa de amplificación de sonido que se emite hacia el público sin haber terminado su actuación. Una completa falta de respecto al trabajo de los artistas y al público que paga por un espectáculo al que asiste.

La veterana Elza Soares (Brasil) fue la primera en sufrir esta circunstancia que nos tememos puede estar relacionada, en su caso, con la falta de puntualidad del comienzo de su show: 23.40 horas de comienzo frente a las 23.00 anunciada. No sabemos las causas del retraso, pero es evidente que si tras ella actúa otra artista, Mon Laferte (Chile), todo se va retrasando, teniendo en cuenta que la última artista, Mayra Andrade (Portugal-Cabo Verde) venía anunciada a las 2.00, y por esta causa, comenzó tarde (20 min.) Esto no tendría mayor importancia, nos referimos al retraso, puesto que es el público quien lo sufre y está malacostumbrado a la falta de puntualidad de este tipo de eventos, muy típico en general en España, aunque vamos mejorando, muy despacito. Aunque no es este el tema principal, sobre el que entraremos luego. 

Los otros dos conciertos anunciados a las 20.00 horas, Pongo (Portugal-Angola), y a las 21.30 horas, Marlon Williams (Nueva Zelanda) sí comenzaron puntuales. Por cierto que el volumen sonoro de este último superaba los 105 decibelios, ¿acaso creen los técnicos de sonido que estamos sordos? Tuve que hacer uso de tapones para los oídos, que los llevo siempre, porque ya voy aprendiendo. Hablas con los técnicos y te miran con cara extraña. Pasa siempre. Debo ser de otro planeta.

La primera desconexión sonora, que ocurrió tras apenas 50 minutos de la actuación de Elza Soares, pensé que fue un problema técnico…, después un juego o algo intencionado de los artistas. Luego entendí que no. Lo que ocurrió es que desapareció el sonido general, quedándose sólo los monitores del escenario, mientras los músicos seguían cantando y bailando. Pocos segundos después volvió el sonido, y los aplausos del público entregado, y al terminar la canción ya no volvió a sonar nada más. Uno de los cantantes intentaba hacerse oír a través de su micro, sin éxito, claro, mientras ya sonaba por fuera la música de la sintonía del Festival. A duras penas lograron despedirse de su público, mientras los técnicos desmontaban a toda mecha el escenario y montaban uno nuevo para Mon Laferte. En total 45 minutos de puzle instrumental y cables. Mientras, miradas raras entre el respetable, y comentarios:

¡qué raro!, solo han estado 50 minutos, no se puede dar un concierto tan corto.
Como el siguiente sea igual vamos listos…


Elza Soares y su grupo 

Mon Laferte tuvo suerte, quizás su grupo estuvo más ajustado a los tiempos estipulados. Pero Mayra Andrade, quien comenzó presta, nada más terminar los chilenos (2.20 horas) fue igualmente barrida del espacio sonoro sin previo aviso. Ahí lo vimos claro, ya que además estábamos cerca de la etapa de sonido, que fue literalmente desenchufada por una persona del servicio técnico. Primero el canal izquierdo, luego el derecho. Los artistas seguían tocando con el sonido de sus monitores, sin darse apenas cuenta de lo que había ocurrido y el público comenzó a silbar… y se lió.

Mayra se acercó al público y explicó que la organización impedía tocar a los artistas que se pasaban de su tiempo. No sabemos si el tiempo referido era el del espectáculo del propio artista, o el tiempo estaba basado en la hora de comienzo, independientemente de si empieza tarde. Supusimos que habría una hora de fin de noche estipulada y se había sobrepasado, eran las 3.30. Tras un buen rato de silbidos y sonora protesta del público, les dejaron salir de nuevo y tocar un último tema de despedida. 

Tras ello, los guardias de seguridad, muy amablemente, eso sí, nos dijeron


Fuera, mañana un poquito más

Pues eso, a la calle.


Mayra Andrade y su grupo tras su actuación


A Elza Soares y su grupo la echaron del escenario, como a Mayra Andrade. No lo supimos antes, pero luego sí. Ojalá nos equivoquemos. Seguramente se hizo para evitar mayor retraso, pero es un acto inaceptable. Una completa falta de respeto y desconsideración completa. También hacia nosotros. Hay que tener en cuenta que a Cartagena se desplaza mucha gente desde muy lejos, gente que hace hasta 12 horas de coche para disfrutar de sus artistas preferidos. 

Un Festival como La Mar de Músicas, el cual atesora 25 ediciones, no puede permitirse estas licencias y ningunear a sus artistas y a su público, quien paga una entrada y además está sustentado por dinero municipal, que sale de los impuestos que pagan sus ciudadanos.

Y se preguntarán ustedes qué tiene que ver el flamenco con todo esto. Pues lo tiene, porque todos los años se programan artistas flamencos en cada edición. Y todos los años vamos a verlos. Tienen que pasar aún El Niño de Elche y la familia Morente. Estos últimos actuarán en el mismo escenario Parque Torres y Castillo Árabe, cerrando Estrella Morente, en el Castillo Árabe. ¿Les harán lo mismo? ¿Les dejarán un tercio de cante flamenco colgado? ¿Se imaginan?

Por favor, el de la sonanta, tócame todo por bulerías, ligerito, que llegamos tarde…

Alguien comentó que la alcaldesa llamó por teléfono y ordenó el corte de sonido. A saber…

No se puede permitir que un Festival Internacional de este calibre dé esta imagen bochornosa. Es necesaria una explicación pública por parte de la Organización del Festival y los gestores culturales del Ayuntamiento.
Guillermo Castro