domingo, 14 de mayo de 2017

Ángel Fariña y su revuelo


Ángel Fariña pasó este viernes por las tablas de Murcia Flamenca dando muestras de su buen hacer en esto del baile flamenco. Una suerte que tenemos en nuestra peña es que los jóvenes valores del arte flamenco se acercan a nuestra región desde las andalucías, donde se curten en los tablaos de ciudades como Sevilla, para dejar constancia de su flamencura al público murciano, agradecido y sabio. Agradecido porque sus olés y palmas devuelven el derroche de energía y pasión que entregan los artistas en cada tercio de cante o desplante. Sabio porque sabe que no va a encontrar mejores espectáculos aquí por el módico precio de la entrada y sin moscones en la platea. Ayer tuvimos buen botón de muestra del flamenco que se curte en la capital hispalense, baile, cante y guitarra de buenos quilates en los pies de Ángel Fariña, la voz de David Bastidas y la guitarra de Javi Gómez
Comenzó la cosa con un solo por Taranta de Javi Gómez, con bellas florituras y rasgueos de catedral, pasando a la Seguiriya en la que Fariña desgranó bonitos arabescos con los palillos, taconeos bien medidos y sonoros, vueltas de pecho y giros hacia atrás; toda una suerte de variados movimientos coreográficos con gran jondura y perfección que arrancaron pronto los primeros olés. 
La profundidad y dramatismo de la seguiriya dio paso a la Malagueña en la voz de David, quien nos trajo los ecos de la Peñaranda y los remates abandolaos de las malagueñas del Breva y Granada. Voz de terciopelo y bellos matices, con muy buen control del vibrato en los tercios largos, lo que añade mayor expresividad y sentimiento. Alguna de las letras la hizo sin acordes en la guitarra de Javi. 
Tangos de Granada en varios estilos, en los que salió nuestro admirado Morente arrancaron el baile de Fariña en su parte final, quien salió a rematar la buena faena de David con negros vacuneos de cadera, acordes al palo en cuestión, como debe ser.

Llega el turno de las Alegrías, con su baile claro, un clásico, pero no por ello más fácil. Es precisamente en este estilo donde se ve si uno baila, o no. ¡Y qué sorpresa cuando vemos salir a Ángel con mantón! ¡Toma ya! Muy coqueto nos hizo todas las suertes de este baile, con sus torerías juegos de hombros, braceos, escobillas, subidas, silencio. Taconeos vertiginosos de compás endiablado, gracia y donaire por los cuatro costados… no se puede pedir más. Arrancó el público un bis debido a los sonoros aplausos; por bulerías. Dos famosos cuplés Alfileres de colores y Se nos rompió el amor, prepararon el ambiente de la fiesta. De pie, sin micro, David Bastidas nos regaló su más sentida interpretación, pataíta incluida, pasando después a aires gaditanos en los pies de Ángel, quien cerró el espectáculo con buenos desplantes y nueva y larga ovación.

Todo un lujo señores, contar con su arte en nuestra peña, ahí tan cerquita, donde casi se puede tocar el alma de los flamencos desde nuestra silla.

Guillermo Castro