Llegaron los sonidos negros a la peña flamenca
Los Pájaros. El pasado viernes 14 de diciembre el duende se materializó en
forma de flamenco puro, folklore murciano y músicas allende los mares, como el
blues o el son jarocho, en un espectáculo llamado Vargas-Patiño-Mississipi que hizo vibrar a los asistentes y
sorprendió a más de uno por la propuesta renovadora y tradicional a su vez.
Comenzó Paco Frutos, solo, a pelo, con unos
cantecitos acompañados de sus palmas, tras los que guitarra en ristre, comenzó
acompañándose él mismo un repertorio de cantes que el maestro Camarón solía
cantar en la Venta de Vargas, tangos,
seguiriyas, bulerías, fandangos…la
primera parte del espectáculo pasó deprisa, casi sin darnos cuenta.
Raúl Frutos se sumó a su hermano para
enriquecer la paleta instrumental con instrumentos nada convencionales, como un
birimbao electrificado adaptado por él mismo, “tuneao”, que diríamos ahora, con
una lata de pimentón murciano como caja de resonancia y uso de slide para darle
el sonido blusero del delta. Ahí comenzamos un segundo viaje, que nos llevó a
tierras de Veracruz, con unas vertiginosas malagueñas
murcianas, un zapateado a ritmo de banjo y guitarra, unos tientos-tangos-blues y bulerías
del delta a los que se sumo el clarinetista Javier Morales, y para cerrar el
espectáculo guajiras y tangos morentianos “banjeaos”.
Y después la zambomba. Nadie se atrevía a
continuar tras el concierto de los Frutos, el personal abandonaba la peña, unos
para marcharse, otros para el consabido cirgarro…cuando parecía que todo estaba
muerto el presi sacó su guitarra último modelo y ¡saltó la chispa! Villancicos, romances, bulerías, guajiras y aguilandos a los que se sumó todo el mundo. Se improvisaron coplas
que a más de uno le pilló de improviso, ¡y venga risas!
Nos dieron las mil
¡Jo, qué noche!