El programa doble de este fin de semana acusó
falta de público el sábado. Sin embargo, los que allí estuvimos pudimos
disfrutar de una de las mejores galas de baile flamenco que hemos tenido en
Murcia Flamenca. Beatriz Morales
borda literalmente el baile. Así de claro. Su precisión en el taconeo, su
compás, sus giros, sus manos, su mirada, su fuerza son extraordinarias. Comenzó
con soleá por bulerías, con un vestido con chaquetilla que recordaba a nuestra
querida Carmen Amaya. También sus mudanzas pudieron verse en Beatriz, que
recoge su espíritu y nos lo muestra de nuevo vivo. ¡Ole el paso de mata la araña que nos regaló! Por
tientos-tangos cantó Bastián Contreras
con la guitarra de Faustino Fernández,
mientras se preparaba el siguiente baile.
Se oyen los pasos de Beatriz, que se
para en la escalerilla de acceso al tablao. Sube despacio al escenario donde de
nuevo se para y se gira, preparándose para el sufrimiento del taranto. Su
vestido cambia de color, entre gris y oro, con motivos orientales y diseños de
rosas. Su rostro ha cambiado, y su baile se hace profundo, sentido y
emocionante. Las gotas de sudor comienzan a aparecer en el rostro de Beatriz,
que se retuerce y sufre el baile que nos regala y conmueve. Fandangos naturales
sirven de nexo para el baile por alegrías que está por venir. Cambio de
vestido, cambio de color por el ocre claro y la sonrisa hace aparición en el
rostro de la bailaora. La gracia y el juego forman parte del baile por
alegrías, el más antiguo del flamenco, donde la mirada y los contoneos son una
forma de complicidad y flirteo en el que el público no tiene más remedio que
sonreír y sentirse abrumado. Beatriz lo sabe, por eso juega con su mirada y te
sonríe, por eso se contonea y por eso la aplaudimos tanto en sus escobillas,
taconeos, giros y mudanzas; un verdadero placer.
Conseguimos arrancarle un fin
de fiesta por bulerías lleno de magia. Bastián y Faustino consiguieron sacar de
Beatriz lo mejor que lleva dentro, algo que no es fácil cuando no ha habido
contacto previo con la artista, síntoma de su profesionalidad y buen hacer.
Tirón de orejas para el público ausente. No
debieran perderse espectáculos como el de ayer los amantes del flamenco, tan
críticos a veces con la falta de programación flamenca de calidad en la ciudad
de Murcia. Queda dicho.
Guillermo Castro
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