domingo, 9 de agosto de 2015

A la estela de Enrique


Estrella Morente sigue tirando del legado de su padre para mantener el tipo en un concierto en el que faltó el pellizco de verdad en el repertorio plenamente flamenco.
Con un aforo que había colgado el cartel de “completo”, Estrella salió al escenario con la guitarra de Alfredo Lagos, uno de los colaboradores de la noche, quien le acompañó de forma deliciosa en unas alegrías al modo antiguo: rápidas y sin artificio en el cante, donde la cantaora se acordó de la figura de Pastora Pavón “La Niña de los Peines”. Israel Galván, quien estaba anunciado como “artista invitado” nos regaló un baile por seguiriyas en el que Estrella cantó la famosa seguiriya que nos legó su padre en la película “Flamenco” de Saura. Alfredo Lagos retomó el papel de Cañizares en la guitarra, con una afinación que aportaba el tono profundo y moderno que requiere el baile de Galván, introduciendo de forma entrecortada la cadencia del estilo, meciendo las mudanzas del bailaor. Hasta aquí una primera parte interesante.
Fotografía: Gabriel Maldonado
Por malagueñas a compás se arrancó Estrella con el grupo al completo: Montoyita y Monti a la guitarra, José Enrique Morente, Antonio Carbonell y Pedro Gabarre a las palmas y coros, y Popo Gabarre a la percusión, ya sin Alfredo Lagos ni Israel Galván, con las famosas letras que todos recordamos en la voz de grandes cantaores, entre ellos su padre: “Un sereno se dormía…”, “Quiero vivir en Granada”, “Plaza de los Herradores…”, aunque con poca o ninguna variedad melódica en las tres. Soleares en aire por bulerías, rápidas, nos trajo de nuevo los ecos cantaores de su padre, del que no parece poder escapar la artista granadina… pero no es lo mismo. Igual en los tientos. Tampoco nos gustó mucho en los aires de levante, donde los tercios entrecortados en la voz no son lo propio de estos estilos, cerrando el último de los cantes de forma hablada. De nuevo la figura de Pastora Pavón apareció en las seguiriyas, permitiéndose luego un descanso mientras el grupo desgranó unas bonitas bulerías en las que destacó Monti. Más Enrique Morente en el polo y soleares que grabara en “Sueña la Alhambra” y por fin un cambio que agradecimos: unas sevillanas en las que se acordó de Lola Flores, en el baile también, de Manolo Caracol y Antonio Flores. En estos estilos se mueve mejor Estrella, más suelta y segura, igual que en la canción por bulerías de después.

Israel Galván y Alfredo Lagos salieron para cerrar el recital con un taranto algo improvisado montado sobre el tema de Enrique Tic Tac del disco “El pequeño reloj”. Los aplausos de un público entregado obligaron a un bis, en el que, a modo de ronda de martinetes, se cantó por tarantos acabando de forma coral, emulando de nuevo el concepto estético de los conciertos de Enrique Morente.

Casi dos horas de espectáculo en el que faltó iluminación, sobre todo en el baile, y eso que estaba en primera fila. Tampoco hubo un buen trabajo de luces en el resto. Si bien el sonido fue bueno en general, la reverberación en la voz de Estrella fue excesiva; está bien adornar y alargar un poco la caída de la voz, pero lo que ayer se escuchó fue de mal gusto, los técnicos deberían de darse cuenta de esto nada más comenzar el concierto. Poco se oye el taconeo en el Mercado de la Unión, algo a mejorar.

Guillermo Castro

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