Hay actuaciones que no te las puedes perder. El pasado viernes fue uno de esos días en los que, si no estás, difícilmente podremos describirte lo vivido en las tablas de Murcia Flamenca; aunque lo intentaremos. David Pérez (desplante minero 2004) vino para hacernos temblar, y vaya si lo hizo.
Liam, guitarrista ya conocido por nosotros, se encargó de abrir el espectáculo con un solo por granaínas donde la modernidad y las armonías sugerentes y abiertas fueron la tónica, alejándose del lenguaje tradicional habitual en este palo. Edu Hidalgo, por alegrías, nos trajo los ecos de Cádiz y Chano Lobato, una de las palpables influencias en su cante. Ambos se compenetran muy bien y consiguen enganchar rápidamente al público, el cual estaba ya expectante para presenciar el primer baile de David: un martinete. Bastón en mano, David sube al escenario decidido a hacernos entender lo que es el baile flamenco: energía, pasión, dolor, sudor, sutileza. Como un potro rabioso hace su juego de compás y bastón, con taconeos frenéticos, redobles bien medidos y un compás envidiable. Pero también se para, deja el bastón y se mima; se posa y se luce con su juego de brazos, manos, su perfecta línea de hombros, cintura y pies. Pasa del blanco al negro sin ningún tipo de fisura, todo movimiento está perfectamente hilado, cada giro es una ola que va y viene, cada pito es un chasquido que se te clava y te lleva con él. La coreografía del bailarín Antonio pasa por el cuerpo de David, quien enriquece el baile de aquel genio sevillano, haciéndolo suyo y desgranando maestría y personalidad, continuando por seguiriyas, con Edu dándolo todo en el cambio de Manuel Molina y Liam a la zaga. Grandísima ovación de los asistentes con largo y sentido aplauso.
Soleares en diferentes estilos sirvieron para recuperar el aliento perdido en el baile, donde Edu se explayó a gusto, meciendo el compás y jugando con las melodías y con los ritmos del toque de Liam. Llega de nuevo el turno del baile, con un taranto presagiado por un imponente silencio en toda sala. David impone su magisterio en este palo flamenco, con su imponente figura, su presencia, su rostro, su perfecta colocación, su compás y su energía. Es incluso capaz de ponerle gracia al taranto, baile dramático en su concepción, con sus guiños y juego de manos, cerrando por tangos, donde su chaleco sirvió de capote, realizando unas bellas torerías. Terminó su baile girando su cuerpo a la vez que de nuevo volvía a ponerse el chaleco, toda una virguería flamenca. Magistral. Doble ovación del respetable en aplausos y vítores.
En el fin de fiesta subió nuestra amiga Rocío La Pequeña, a darse una pataíta por bulerías con David, su maestro actual de baile, quien la prepara en Sevilla para ser bailaora; apunta maneras La Pequeña. Volvió el público a ovacionar a los artistas con uno de los aplausos más largos y sonoros que hemos escuchado en nuestra peña. Todavía resuena el eco de David en las tablas. Gran noche para la peña de Murcia Flamenca en La Puerta Falsa el pasado viernes 29 de abril, mes que supone el 4º Aniversario de esta Asociación de Arte Flamenco, que se mantiene fresca y joven a pesar de las dificultades con las que se encuentra y lidia en su andadura. Seguimos.
Guillermo Castro
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