sábado, 17 de diciembre de 2016

Dos Lunares


Macarena Ramírez nos hizo un gran regalo la noche del viernes en el día de su cumpleaños. Es menuda y joven, tan solo 24 años, y aún parece tener menos, pero en el escenario crece, se agiganta, se eleva, vuela. Vino acompañada del cante de Miguel Rosendo y la guitarra de Juan José Alba, dos fieras en su oficio, como ella. 

Arrancó el recital con un baile por farruca, introducido magistralmente por la guitarra de Juan José, quien templó la sala con sus sugerentes armonías, preparando el tran tran treiro y el baile de Macarena, quien con su chaquetilla torera de espejos brillantes comenzó a desgranar este majestuoso baile, elegante, imponente, al estilo de Gades, con sus vueltas, bajadas y dedos señalando en poses toreras. Buen principio. Siguió el impás flamenco con unos tangos de Cádiz en los que también tuvieron cabida los giros extremeños en la voz algo engolada de Rosendo, cantaor de gran potencia y fuerza comunicativa, rompiendo en los momentos que él requiere, con gusto. Los alzapúas de Juan José, de vértigo, oiga. Vestido nuevo para el baile por alegrías de Macarena, quien salió con su mantón y una sonrisa que encadila al más pintao. Qué gusto cómo mueve el mantón, con sutileza, suavidad, elegancia; con mucha gracia. No pudo lucirse del todo en el taconeo por culpa de las tablas del escenario, que no ayudan. Mató la araña tras el respectivo silencio y la escobilla que requiere este baile, seguido de vueltas sin fin y un cierre por bulerías de Cádiz, torciendo el espinazo y despidiéndose del respetable mientras andando gira la mano derecha y desaparece. Gran ovación. Malagueña del Mellizo precedida de su respectiva granaína corta, al modo de Aurelio de Cádiz, tierra de donde vienen estos artistas. 
La guitarra de Juan José, cual metralleta en las falsetas dejó el espacio necesario para que el cante de Miguel brillara como debe, dejándose el alma en el estilo del Mellizo y cerrando con varios estilos de malagueñas a compás, con recuerdos de El Breva y fandangos de Granada y Málaga. Y el baile de La Caña, lo mejor de la noche. Vestido de lunares, a juego con los suyos, esos que se veían en su pecho subir y bajar al compás de la música. Lo hizo todo en este baile. Aquí si pudo lucirse en los taconeos, con magnífica precisión. Parece que le cogió el truco a las viejas y destartaladas maderas de La Puerta Falsa, porque dejó bien claro qué es eso de taconear bien a compás, certeros latiguillos, subidas y bajadas, preciosas torerías en un generoso y completo baile cerrado por bulerías y grandísimo aplauso del respetable que tuvo su premio con un fin de fiesta a pelo, despedida y cierre con larga ovación y cumpleaños feliz para Macarena, que subió de nuevo al escenario para despedirse de un público totalmente entregado. 

Fin de etapa de Murcia Flamenca en La Puerta Falsa, lugar donde ha desarrollado muy a gusto su labor de difusión y promoción del flamenco durante dos años. En una ciudad, la de Murcia, muy difícil, con poco apoyo institucional al flamenco de base, centrada en los macroespectáculos y en lo mediático, olvidándose de la importancia de crear un tejido desde abajo y de apoyar a gente que, como nosotros, lo dan todo por ofrecer espectáculos de calidad en esta plaza tan difícil de torear. Mudamos de nido de nuevo, ahora más en la tierra, bajamos del árbol para instalarnos en La Madriguera, donde desde enero esperamos seguir dando guerra, a lo flamenco, con valentía, ilusión y espíritu renovado. Contamos con todos vosotros. Muchas gracias por vuestro apoyo.

Guillermo Castro


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