Murcia Flamenca no suele repetir artistas en sus recitales, con la idea de proporcionar a su público una programación lo más diferenciada posible. En ocasiones nos saltamos esta premisa con artistas como Vanessa Teba, quien hace ya unos años nos sorprendió a todos por su buen hacer flamenco.
La artista de Granada afincada en Alicante mejora cada año, y el pasado viernes emocionó a los que concurrieron a La Madriguera a disfrutar del cante flamenco. Ella se muestra tímida en el escenario, pero su voz te hechiza desde la primera nota. Su afinación es perfecta y la modulación de su voz de una precisión envidiable. Comenzó por tientos, de corte clásico con el habitual remate por tangos, seguido de farruca y soleá, en la que los nervios del comienzo dieron paso a la serenidad y uno de los mejores momentos de la noche. Su guitarrista Valentín Rosa estuvo brillante, aguantando el compás y estirando los tercios cuando la ocasión lo requería.
Prosiguió con Mariana y vidalita, en la que el guitarrista se acordó del maestro Albéniz en la introducción, donde casi se queda sin trastes debido a que la cejilla estaba al VI; un prodigio. Cómo los alzapúas de los tangos y sus falsetas, en las que escuchamos los ecos de los ya desaparecidos Moraíto y Paco de Lucía. Vanessa cantó largo, acordándose de Granada en letras y estilos.
En la parte final de su recital nos brindó unas sentidas seguiriyas, y unas briosas y melodiosas alegrías, en las que se hizo más patente la influencia del genio de La Isla Camarón, muy presente en el estilo vocal de Vanessa. Valentín Rosa estuvo enorme a la sonanta.
Cerró por fandangos, el último en pie, como el público, que aplaudió con necesaria generosidad una gran noche de cante flamenco en las tablas de nuestra peña, próxima a cumplir su V Aniversario. Habrá que celebrarlo.
Guillermo Castro
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