domingo, 9 de febrero de 2020

El baile de Iván Orellana


De Sevilla nos llegó el pasado viernes el arte en el baile de un joven de Ubrique que se hace llamar Iván Orellana, quien ya atesora un par de premios importantes en la Peña flamenca La Perla de Cádiz y en el Concurso Nacional de Arte Flamenco Ciudad de Ubrique. Es un bailaor con pellizco, mucha fuerza, pero también elegante y sutil cuando lo precisa. De gran precisión en el taconeo, es amplio en sus desplazamientos, con gran diversidad de giros, bonito posicionamiento de brazos y manos, y sobre todo muy rico en pasos. ¡Qué más se puede pedir! Se arropó de un cuadro de altura, dos artistas de calidad afincados en Murcia como son el guitarrista alicantino Óscar Gallardo y el joven cantaor de Algeciras José Antonio Chacón.

       
Comenzó la gala con un solo de guitarra por seguiriyas, bella composición personal de Óscar con escordatura en Re, que le dio al estilo una profundidad muy acorde con el espíritu de este palo flamenco. Ya con Chacón en el escenario prosiguieron por soleá, con una larga tanda de estilos cantados en un aire lento, donde las falsetas de Óscar nos trajeron recuerdos de Sabicas. El taranto de Iván fue magnífico, de gran profundidad y expresividad, combina sabiamente la elegancia y el nervio, las vueltas y el taconeo y zapateado; y ese final por tangos bien meneao. ¡Ya queremos verlo en el Festival de La Unión!


Solo por bulerías en la guitarra de Óscar, donde brilló, como siempre, con sus virtuosas falsetas, donde salió a relucir Paco, el de Lucía. Tiene el toque de Óscar gran diversidad de recursos, y domina a la perfección las síncopas y contratiempos en este dinámico y complejo toque de guitarra. De nuevo el cante, en la buena voz de José Antonio Chacón, con diversos fandangos de Huelva que arrancaron los olés del público asistente.


Baile final por alegrías, donde de nuevo Iván hizo de las suyas. Nos trajo toda la gracia y la sal de este baile. Con mucha gracia y estilo desgranó su arte en las letras, escobillas, remates, silencio, subidas y cierres. Gran ovación de toda la peña que disfrutó enormemente del espectáculo y consiguió arrancar un fin de fiesta, ya sin micros, con el cual se despidieron.
Hubo trasnoche en La Madriguera, donde nuestros socios se echaron su cantecito, su bailecito, su vinito; arrejuntaos al calor de la estufa que calentaba en la fría noche del viernes. 

Guillermo Castro

Ilustraciones: Gonzalo de Amarante

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