Murcia Flamenca sigue con su programación en estos tiempos difíciles de la COVID, con una propuesta flamenca alternativa con la que, gracias al esfuerzo de sus socios y de La Madriguera, consiguen atraer a un público interesado y amante del flamenco. El pasado viernes pisaron sus tablas dos jóvenes cantaores que poco a poco van afianzando sus carreras. Nacidos el mismo año, en 1984, Quintín Zamora, de Corral de Calatrava y Gregorio Moya de Argamasilla de Alba, ambos manchegos de la provincia de Ciudad Real, mantuvieron un mano a mano en un recital de cante lleno de contrastes. Tanto Quintín como Gregorio atesoran numerosos premios en su carrera, reflejo de su buen hacer en el oficio de cantaores.
Comenzó Quintín Zamora arriesgando con una sentida malagueña de El Mellizo que remató con dos fandangos de Lucena, dando paso a unas alegrías de Cádiz que arrancaron los primeros olés del público. En la seguiriya se dejó literalmente “las tripas”, cerrando con un imponente cambio de Manuel Molina. Por tangos nos trajo ecos olvidados de Chiquetete y Paco Cepero, y en los fandangos finales se acordó de El Gordito de Triana. Le acompañó muy bien a la guitarra el joven guitarrista de Valdepeñas Jesús Peñalver, de tan solo 22 años.
Gregorio Moya abrió su recital con unas granaínas que ya nos trajeron los primeros ecos morentianos, sin duda una referencia para él fundamental, no solo en el estilo, sino en la forma de cantar y colocar la voz, que fueron rematadas por tangos con “Los saeteros” del fundamental disco Lorca. Prosiguió con las soleares “tu vienes vendiendo flores” del disco Despegando, fandangos personales, tarantas llamadas hoy cartageneras, herencia directa del maestro jerezano Don Antonio Chacón y tangos del Sacromonte de Enrique Morente. Tuvo a la sonanta al también joven guitarrista de Bolaños de Calatrava Joaquín Ángel Aranda quien estuvo perfecto en su papel y brilló especialmente en las tarantas.
Guillermo Castro
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