domingo, 10 de mayo de 2015

La mirada de Inka Díaz


Si la cara es el espejo del alma, entonces Inka Díaz está llena de juego, pasión y alegría. La joven bailaora almeriense actuó el pasado viernes para Murcia Flamenca en La Puerta Falsa y acabó con todo. Comenzó la gala con una malagueña del Mellizo en la voz del interesante y buen cantaor Cristo Heredia, a la que se sumó Inka en la parte a compás, donde los aires malagueños del Breva acompañaron su baile, sonriente y dinámico, con vueltas graciosas y bonito jugueteo. Una caña con un aire dinámico, al modo de como las hacía Morente, nos trajo los ecos añejos del flamenco antiguo, cuando este cante era lucimiento de artistas como El Planeta o El Fillo. Cerró Cristo con la conocida como soleá de la babilonia, una soleá de Triana de las más complicadas por sus registros altos y su largo fraseo melódico que abordó con soltura. Por seguiriyas también se mueve cómoda la voz de Cristo Heredia, con un bonito timbre y voz larga, preparando el drama del baile del taranto, donde Inka se transforma y cambia por completo de registro expresivo; su cara, su mirada es otra; su cuerpo, también. A ratos señala estrellas en el cielo, y las mueve como si pudiera cogerlas; el caso es que en algún momento debió de coger alguna, porque estuvo acompañando su baile todo el tiempo. Y no puede evitar sonreír,  incluso en el taranto; se nota que estaba disfrutando de la noche tanto como nosotros. Inka tiene muy buen compás y su taconeo es preciso y muy rápido. Cerró por tangos, con unos movimientos de caderas que más de uno creímos ir en barco y zozobrar… 

José Bellido encara un toque por bulerías soberbio; salió el maestro de Lucía en alguna de sus falsetas, muy bien tocado el de Algeciras, pero es que José es un magnífico guitarrista, de sonido limpio, directo y virtuoso; muy flamenco. Da gusto escuchar su guitarra. Por tangos el cante de Camarón de la Isla y sobre todo Enrique Morente se hizo carne en la voz de Cristo, pasando a las alegrías, donde de nuevo Inka hizo de las suyas: jugó, se peleó, coqueteó, hizo gracias y guiños buscando la complicidad que el público ya le había dado desde la primera vuelta realizó. Pasó por el silencio y en las escobillas levanta el hombro y sigue sonriente y feliz, sabiendo que nosotros también lo estábamos pasando genial. Acaba el cuadro de pie, cantándole a Inka en la parte final del baile, perdiendo la flor que llevaba en la cabeza en una de esas vueltas frenéticas que da, y recibiendo una larga, pero que muy larga ovación que no parecía cesar, y no lo hizo hasta que el cantaor pidió silencio para dar las gracias y anunciar un fin de fiesta de despedida, en el que también intervino uno de los palmeros dándose unas pataítas por bulerías.

Una noche muy especial para Murcia Flamenca, otra más, en la que disfrutamos muchísimo. A las palmas y jaleos estuvieron Toni Santiago y Andrés Heredia, con muy buen compás. 


Guillermo Castro

sábado, 25 de abril de 2015

La madurez de Bernardo Miranda



Preciosa la noche que nos brindó Bernardo Miranda el pasado viernes. La juventud de este artista cordobés de Fernán Núñez (27 años) no es acorde a la madurez de su cante, porque tanto el color de su voz, como el dominio de los palos flamencos son propios de voces más curtidas; suerte la nuestra. 

Comenzó por debla y martinetes, para dejar claro el terreno que pisaba, gran comienzo. En la zambra quiso homenajear a Curro de Utrera y Juan Varea, y Rafael Montilla Chaparro nos dejó sus primeros lances en la sonanta. Las Malagueñas templaron algo el cálido ambiente que se había formado ya en la peña, con un público atento y generoso; Chacón y La Trini brillaron en la voz de Bernardo, que se recreaba en los tercios con melismas y cromatismos que subían y bajaban de intensidad y emoción, cerrando por abandolaos. En las soleares el maestro Enrique Morente hizo su aparición en una interpretación donde Bernardo paraba los tercios, a la forma como hacía el granaíno; giros apolaos, tercios arrebatados, cañaverales y muerte en La Habana. En las Alegrías pudimos escuchar gran variedad de estilos, algunos de ellos inevitablemente unidos al gran Camarón de la Isla; Rafael Montilla hizo de nuevo de las suyas en la guitarra, con falsetas llenas de energía y dinamismo. Llega el turno de las seguiriyas, donde rompe la voz y se desgarra, para lograr el dramatismo que requiere este palo, difícil si se quiere hacer bien sin caer en la monotonía; magnífico el cierre por cabales. Nuevo homenaje, esta vez a Fernando Terremoto en las bulerías “Luz en los balcones” y cierre por fandangos que supo a poco en el público y obligó a salir de nuevo a los artistas, una vez que habían vuelto al camerino y tras un largo aplauso. Nos regalaron unas nuevas bulerías y se marcharon con nueva ovación y merecido aplauso de lo asistentes, ya satisfechos. 

Bernardo Miranda se hizo acompañar de la guitarra de Rafael Montilla Chaparro, de toque dinámico y enérgico cuando hace falta, y sutil y dulce cuando lo requiere el cante. Entre los dos se encargaron de hacernos disfrutar de una gran noche de cante flamenco en Murcia Flamenca. 

Guillermo Castro

sábado, 11 de abril de 2015

El baile de terciopelo de Gloria Febres


Gloria Febres-Cordero (Ecuador) cuida su trabajo al extremo. La ilusión, sentimiento y energía que derrocha en el escenario se traduce en una comunicación con el público que pronto lo hace participe de su baile. Gloria lleva más de una década trabajando el baile flamenco e incorporádolo a su formación clásica y contemporánea, algo nada fácil, y el resultado es más que positivo. Lo mejor es que progresa, por lo que es muy probable que en poco tiempo perfeccione aún más su ya trabajada técnica. Comenzó el espectáculo con una buena tanda de soleares en la buena voz del cantaor cartagenero Bastián Contreras, quien en momentos nos recordaba al Borrico de Jerez. Con precioso vestido negro y gran dramatismo salió Gloria por seguiriyas, largo y complejo baile en el que pudimos ver mudanzas de una de las maestras en este estilo: Pilar López. Para levantar la pena en la que nos había sumergido la emocionante seguiriya de Gloria se pasó a unas bulerías, en las que la guitarra de Oscar Gallardo brilló con luz propia, pura delicia el dominio del compás que tiene este guitarrista, se nota que disfruta mucho con este palo donde acostumbra a incorporar complejas falsetas de Paco de Lucía que domina a la perfección. De terciopelo rojo era el vestido que Gloria tenía para los tientos, en el cual lució su mejor baile, con incorporaciones modernas en sus pasos y bellos braceos y posicionamiento que nos recordaba a Belén Maya. De nuevo Óscar nos trajo al de Lucía en la sonanta. Tangos extremeños en la recta final y cierre del baile por rumbas, sonriendo y feliz por su actuación, algo más relajada ya y con un gran aplauso y bravos del público. Quedó el cante del cierre por rumbas como antesala del siguiente palo que sirvió de nexo para el baile final. Bastián se acordó de Mayte Martín a lo Bambino en sus rumbas y nos llevó en volandas al baile final por alegrías en las que Gloria lució un bonito traje de bata de cola con mantón azul y marrón. Gloria se mostró juguetona y coqueta, como mandan los cánones en este palo, con la dificultad añadida de la bata, en un escenario que se quedaba pequeño para sus vuelos. Cerró la gala con un fin de fiesta muy ovacionado por todos y largamente aplaudido. Gran noche la de Gloria Febres-Cordero y su cuadro. Gran noche para Murcia Flamenca.

Guillermo Castro

sábado, 28 de marzo de 2015

El cante se hace llanto con Antonio Mejías

La noche del Viernes de Dolores del 27 de marzo pasará a la historia de nuestra peña como una de las más emotivas e importantes. Con algo más de medio aforo en La Puerta Falsa, el ambiente íntimo y cálido de la sala propició el milagro del duende  flamenco. Antonio Mejías (Montilla, Córdoba, 1979) se entrega con pasión al oficio del cante y lo hace fenomenal. Tiene un dominio de la voz realmente extraordinario; es capaz de entonar los tonos bajos y de subir a los tonos altos de forma envidiable, matizar con mayor o menor intensidad sin perder la afinación, romper la voz cuando quiere, o rozarla si es preciso de forma sutil, dando color a su timbre de voz. Si a eso unimos su amplio conocimiento del cante flamenco y algo de aporte personal, tenemos todo lo que se puede pedir a un artista en el escenario. Eso es lo que vimos ayer. 

Se templó al comienzo por guajiras, con bellos melismas y jugueteo con el compás. Paso a soleares de Córdoba, que enriqueció con gran gusto. Por cantiñas se acordó de Córdoba, con tonos y letras alusivas a su provincia y a sus artistas más señeros. Malagueña de Chacón y remate por fandangos de Lucena y rondeña levantó a más de uno de la silla. Unos tanguillos frenéticos llevaron a un público totalmente entregado a Cádiz. Se acordó de esta tierra con minera, cartagenera grande y taranto fosforero, muy aplaudido y cantando sin micro ya de pie. Por seguiriyas demostró su capacidad expresiva y dramatismo, con un gran manejo del vibrato en la voz; gran ovación en su cierre con el conocido estilo de Manuel Molina. Ya de pie y sin micro hizo una tanda de fandangos y cerró por bulerías donde Óscar Gallardo en la guitarra brilló en sus falsetas y dominio del compás; gran noche también la del guitarrista, hay que decirlo, con un toque limpio y preciso, una delicia. 

Aplaudió mucho, muchísimo, el respetable, que no quería que  la noche acabara y que arrancó un cante más de cierre por fandangos. Noche inolvidable, ¿se la ha perdido alguien?...


Guillermo Castro

domingo, 15 de marzo de 2015

Un torbellino


Murcia flamenca se llenó de rabia contenida, expectación y alegría la noche del sábado en un espectáculo que tuvo un antes y un después debido a los problemas técnicos y el retraso en el comienzo de la gala; pero todo mereció la pena. El baile de Rocío Garrido no es de medias tintas: lo da todo en el escenario; es de alabar la pasión que pone en cada giro, taconeo, chasquido de sus dedos; su mirada, que te atraviesa, su cuerpo menudo que se retuerce, rompe y descompone, para volver de nuevo a empezar en nuevas mudanzas y pasos, ora contenidos, ora espontáneos.  

Comenzó la gala con el cante de Anabel Castillo y la guitarra de Francis Hernández, por Tientos-Tangos, con un largo surtido de estilos para todos los gustos, muestra del buen saber y la cultura flamenca de la cantaora y el guitarrista. Pasamos al baile del Taranto, en el que Rocío no pudo brillar como ella hubiese querido y como nosotros sabemos, pues ruidos ajenos a la música formaban un molesto acople a cada taconeo de su baile, lo que causó gran molestia e incomodidad, teniendo que prescindir de algunas de las partes de su baile. Por peteneras suavizó Anabel la salida rabiosa de la bailaora, con diversos estilos entre los que pudimos escuchar el de “La Rubia” y un final por malagueñas a compás, como se hacían a finales del siglo XIX. Fandangos libres en varios estilos continuaron el recital, con un magnífico papel del guitarrista, quien nos obsequió con bonitas falsetas y trémolos.

Por cantiñas introdujo Anabel el siguiente baile de Rocío, quien se sacó la espina del baile anterior con gusto. Hay que mirarla bien sus vueltas y giros, de admirable precisión; sus escobillas, su rápido y bien marcado taconeo, su espalda, su cuerpo, sus brazos. Tuvo tiempo de recogerse el delantal y de recordarnos a Carmen Amaya con unos pitos marca de la casa. Por Bulerías pudimos escuchar de todo en la voz de Anabel, incluidos temas de Raphael o Alaska aflamencados, en una larga tanda que preparaba el final por fiesta al que se sumo de nuevo Rocío, feliz y suelta.

Magnífico recital y lleno en La Puerta Falsa, sala que nos acoge con paciencia a pesar de los odiosos retrasos, más habituales de lo que quisiera uno, ¡y mira que nos cuidamos de ello! Pero a veces es que no puede ser…

Guillermo Castro

martes, 10 de marzo de 2015

El baile de Rocío Garrido en Murcia Flamenca

La almeriense Rocío Garrido posee el Grado Superior de Coreografía e Interpretación del Baile Flamenco por el Conservatorio Superior de Danza de Málaga (2012). Desde el año 2009 ha estado formándose con la bailaora Susana Lupiáñez “La Lupi” y en la escuela flamenca de cante, toque y baile de Málaga, bajo la dirección de “La Lupi” y Curro de María en el toque y Virginia Gámez en el cante. También ha completado su formación con importantes maestros como Antonio Canales, Fuensanta “La Moneta”, Olga Pericet, Juan de Juan, Pastora Galván, Javier Latorre, Eva Yerbabuena, Antonio el Pipa, Jesús Carmona, Andrés Peña, Daniel Doña, Rubén Olmo y otros. Ha realizado actuaciones de flamenco y danza estilizada en diversos escenarios de la zona de Málaga, así como en peñas flamencas de Málaga, Almería, Granada y Jaén. En 2012 ha intervenido en el I festival de Flamenco y Trovo Ciudad de Vera y también en el XXXX Festival de Cante Grande “Ciudad de Vera”. En 2011 y 2012 forma parte de la compañía flamenca “La Lupi”, con la que ha viajado a Francia e Italia con la obra Carmen de Bizet y participa en el Primer Festival de Peñas Flamencas de Ámsterdam el 18 y 19 de Mayo de 2012. En agosto de 2013 participa en el festival Noches de luna y flamenco de San José (Almería) y el 21 de septiembre de 2013 estrena el espectáculo No es lo que soy, es lo que siento en el teatro Apolo de Almería. Ha sido finalista del Certamen Andaluz de Jóvenes Flamencos 2011 y Segundo premio en el Concurso de cante y baile celebrado en el Festival de Flamenco y Trovos Ciudad de Vera en 2012. Ha sido semifinalista en el Festival de La Unión el año 2015.

Rocío Garrido actuará para Murcia Flamenca en La Puerta Falsa el sábado 14 de marzo con el cante de Anabel Castillo y la guitarra de Francis Hernández a las 21.00 horas, puntuales. Calle San Martín de Porres 5, Murcia. Colaboración 8€, socios gratis.

domingo, 1 de marzo de 2015

Ritos y Geografía para Federico García Lorca por Rocío Márquez

El sábado 28 de febrero el Teatro Real de Madrid se llenó de flamenco, en una noche en que la celebración del Día de Andalucía tuvo con la figura de Federico García Lorca su particular homenaje en un teatro a rebosar. Rocío Márquez presenta un nuevo proyecto artístico que deja su anterior “El Niño” literalmente en pañales. Si algunos pensaban que su reciente disco (El Niño. Andando por los campos marcheneros, Universal 2014) supondría una anécdota en su carrera o un intento arrogante por haber querido acercarse al genio de Pepe Marchena desde dos frentes: la tradición y la renovación, se equivocan. Rocío va a más, y mucho nos tememos y, por ello nos alegramos, que seguirá esta senda. Poco tiempo ha pasado de su estreno en la Bienal de Sevilla (14 de septiembre), apenas 5 meses, y ya tiene listo su visión de Lorca, que supera el anterior.

Tradición y renovación esa es la clave del éxito flamenco. Rocío se ha rodeado de grandes músicos y artistas, algo imprescindible para que un proyecto ambicioso como este llegue a buen término. No se ha limitado a reinterpretar algunos de los clásicos cantados por La Argentinita con el piano de Federico; ni tampoco a presentar una lista de cantes flamencos al uso para el aficionado al cante. Lo ha integrado todo y lo ha mostrado al público en el mejor escenario posible El Real.


Abrió el espectáculo la guitarra del maestro Pepe Habichuela por milongas, donde los versos del primer libro poemario de Lorca fue acariciando nuestros oídos y relajando la tensión del auditorio, pasando a “En el Café de Chinitas”, donde el toque libre del maestro de Granada acompañó las melodías clásicas de la Argentinita, convirtiéndose poco a poco en cantes acompasados de malagueñas de Juan Breva y fandangos del Hierbabuena que levantaron las primeas ovaciones. Por cantiñas aborda la “Reyerta” del Romancero Gitano, cerrando esta sección del espectáculo en el primer espacio del escenario del Real, con las palmas de Los Mellis (Manuel y Antonio Montes Saavedra).

El zapateo de Leonor Leal por tanguillos hizo de interludio en el que será el tercer espacio del escenario, donde se encontraba el tablao y la guitarra de Miguel Ángel Cortés, sublime.


Cambiamos de espacio a la parte central, donde el piano de Daniel B. Marente, la percusión de Antonio Moreno y el saxofón de Juan M. Jiménez componen la instrumentación de la siguiente parte del espectáculo. Allí disfrutamos de tres números de las Canciones populares antiguas en forma de suite, la parte más interesante para nosotros; también la más arriesgada, donde formas menos convencionales dentro de la música flamenca hacen su aparición y se integran en un Lorca reinventado. “Nana de Sevilla” con incursiones en el cante de la petenera y acompañamiento percusivo en la marimba a modo de “palillos armónicos”; genial. “Anda, jaleo” con recuerdos al piano de El Jaleo de Jerez, Caballo del Contrabandista de Manuel García y el popular Vito, en una concepción artística “morentiana” en su espíritu expresivo y “marchenera” en el trabajo vocal de Rocío. Brillante. “Sones de Asturias” nos traerán cantos populares astures, mezclados con levantica flamenca y el genio de Albéniz en su famosa Asturias (Leyenda).

De nuevo el baile de Leonor Leal, en una composición por Alegrías del guitarrista Miguel Ángel Cortés, nos hará de interludio para la parte final del espectáculo, en la que se sumarán las palmas de los Mellis, la percusión flamenca de Agustín Diassera y el cante de Arcángel.


“Las morillas de Jaén” abren por soleá el último tramo, con remates apolaos, y bellas adaptaciones poéticas al cante flamenco tradicional. Por tangos, “Los pelegrinitos” sirven de excusa para la aparición del cantaor Arcángel, que ya enlaza con “Los cuatro muleros” adaptados por fandangos libres y luego por Huelva, con un impresionante y bello final polifónico a tres: Rocío, Arcángel y los Mellis. Cerró el espectáculo la “Canción muerta” adaptada a una de las habituales seguiriyas del repertorio de Rocío, con gran ovación y cierre de telón.



Este Lorca de Rocío supera anteriores trabajos suyos por su concepción artística, producción, madurez musical y resultado final. Pedro G. Romero aparece dentro del “aparato” del Proyecto Lorca como desapercibido; nada más lejos de la realidad, nos tememos. Es de alabar la calidad de sonido de los técnicos del Real, algo no muy frecuente en el flamenco y a lo que soy extremadamente sensible, tanto que puede hacer que me chirríen los oídos y que pierda el interés por la escucha. Deberían de tomar nota en otros escenarios. Los instrumentos tienen que sonar como son, y para eso un técnico tiene que conocer su sonido, y comprender que una guitarra es una guitarra y una voz una voz, lo demás es artificio.

A los artistas hay que dejarlos libres, que vuelen, para que su imaginación ponga en forma de arte las inquietudes que se mueven en su interior. Rocío Márquez no tiene miedo, y eso es bueno para el flamenco, pues solo así seguirán naciendo nuevos manantiales que alimenten el río del arte flamenco, siempre en devenir. Yo me subo al barco y que me lleve.

Guillermo Castro